ROSCIO INMORTALIZADO
San Juan de los Morros, capital del Estado y ciudad universitaria y turística, erigida en parroquia el 26 de Mayo de 1780 tiene como nombre de municipio nada más y nada menos que el prócer civil Juan Germán Roscio Nieves, nacido en San Francisco de Tiznado el 27 de Mayo de 1763. Desde muy joven consagró su vida en la lucha para la libertad de Venezuela; maestro, padre de todas las batallas por los derechos y deberes; principal fundador de la República. Roscio, como teórico de la independencia, tuvo que hacer valer las leyes para combatir las malas costumbres, la falta de conciencia moral y la corrupción que reinaba en todas las áreas; imponiendo un régimen de absoluta austeridad y obediencia de sus deberes sin distinción ni componendas, no muy fácil en circunstancias en las que privaba poca disciplina ni ley. Roscio actúo siempre ajustado a sus principios de incorruptibilidad y fidelidad a la causa patriota. Bolívar lo define como un “Catón prematuro en una república sin leyes”, por su integridad y honestidad. De seguro que de haber contado Bolívar en sus filas varios Roscio, su proyecto de república habría cristalizado en menos tiempo. Andrés Bello le confirió un especial sitio a su protector llanero ubicándolo en su famosa obra “Alocución a la Poesía”, llamándolo “Sabio maestro, incorruptible magistrado. Hasta su muerte fue leal al Libertador, habiendo sido con él cofundador de El Correo del Orinoco diputado al Congreso de Angosturas, vicepresidente de Venezuela, luego de haber figurado en 1811 como corredactor del Acta de la Independencia y de la primera constitución de Venezuela. Un patriota abnegado que no descansó ni un instante en la tarea de convencer a los americanos de la necesidad de librarse del yugo extraño. Partidario de la soberanía del pueblo y de la libertad, asimismo propugnó el espíritu igualitario, desde la misma época de la Colonia, recibiendo por ello vejaciones por haber argumentado que una autoridad es legítima si defiende a todos por igual.
El año venidero se cumplen doscientos años de la gesta magna que consagró a Roscio como héroe de la naciente Republica, al protagonizar los principales hechos que hicieron posible que se proclamase la Independencia. Oportunidad que no debemos desperdiciar para que se hagan los debidos reconocimientos nacionales y regionales. Han desfilado en los últimos 50 años innumerables gobernadores y alcaldes y a ninguno se le ocurrió rendirle un merecido homenaje a este guariqueño, que fue objeto de tanta deferencia y consideración de parte de Bolívar y simpatías en casi toda América y Europa. Los roscíanos debemos pedir al ciudadano gobernador William Lara y al ciudadano alcalde Franco Gerratana que glorifiquen el nombre de este ilustre tiznadeño, con distinciones como la erección de una estatua en que se destaque su talla intelectual, en una plaza con su nombre. Lo mínimo en honor a quien ha sido llamado con razón el máximo constitucionalista de Venezuela.
